Una de las versiones menos conocida de La Odisea, de Homero (casi apócrifa, pero deliciosa por su misterio), afirma que Ulises ordenó taparse los oídos a su tripulación y que se hizo amarrar al mástil de su nave (sin taparse los oídos) para poder escuchar las revelaciones y significados que las sirenas realmente cantaban.
No era la perdición lo que cantaban las sirenas, y Ulises lo sabía, el viejo y sagaz Ulises, el fascinante Ulises que diseñó el plan del caballo de Troya. Las sirenas eran la sabiduría y lo revelaban todo.¡Pobres marinos! ¡Lo que se perdieron de escuchar!
Las negociaciones en Caracas me recuerdan mucho esta versión mistérica. Los dos documentos secretos de Caracas son los tapones para nuestros oídos. Imaginemos entonces, sigamos imaginando a esos marinos confiados de lo lindo, concentrados en el horizonte y remando fascinados por el enorme valor de su capitán Ulises en batalla psíquica contra las sirenas.
Hagamos aquí un punto de partida para una versión apócrifa:
1- En Caracas las sirenas revelaron la línea maestra para entroncar el FNRP dentro del sistema electoral.
2- El sistema electoral sacrificará a algunos de sus funcionarios.
3- Se reveló el auténtico patrón electoral de Honduras, el mismo con que debe contarse para darle formalidad al poder bipartidista, santo sanctorum de la base de datos manipulable a la hora del conteo general.
4- Se revelaron los financiamientos que son parte intrínseca de la carrera electoral, quiérase o no.
5- Las sirenas cantaron: "ya no hay tiempooooo... las inscripciones no esperaráááán"
6- Las sirenas afirmaron: "Olvídense de castigos de la CIDH para con los asesinos y violadores de Derechos Humanos"
7- Las sirenas sentenciaron: "O es ahora o esperen que esos jovencitos y esas jovencitas voluntariosas crezcan y hagan de la revolución su vida, sus sueños permanentes".
En definitiva, el hermoso camino de liberación política que la Resistencia misma nos ha dado como bandera, nos permite ahora ver de frente a nuestros compañeros y compañeras, quitarnos los tapones del oído y conversar, sin tapujos, sobre lo bien o mal que cantan esa extrañísimas criaturas, cuya presencia -como bien lo saben más y más personas- no era de infinita belleza, sino más bien, de híbrida y perturbadora apariencia: mitad rostro angelical, mitad ave de carroña.
Fabricio Estrada
Equipo Coordinador AenR
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