Asamblea General
— Día D—
Reunidos en pleno: bovinos, cerdos, mamíferos en general y otros animales apetecidos por el ser humano, después de tres rondas de acalorados debates, decidieron firmar el “acta de la venganza a largo plazo”. En el fallo, los "irracionales" se comprometían a detener el inminente alzamiento en armas. (Esta revolución había sido promovida días atrás por un grupo subversivo de venados y cabras montañesas. Los cérvidos tenían organizado un escuadrón guerrillero en lo profundo de una montaña, sublevación justificada por los millones de crímenes cometidos a diario contra los animales del planeta).
—¡Nuestras armas queridos compañeros! —exclamó un toro, azotando la cola contra sus muslos regordetes—, son más letales e inteligentes que las de ellos, nuestro arsenal funciona a largo plazo; pero es preciso y letal, su eficacia está asegurada por siempre y para siempre. ¡El legado de nuestros genes nos conducirá a la victoria final!
—¡Hurra! —gritaron todos los animales excitados por el discurso febril de su líder.
—Mañana —prosiguió el torete, restregando su negra pezuña contra un peñasco— renaceremos en la sangre del tirano. Les prometo que nuestra cimiente y nuestra grasa llegará puntualmente a las venas del opresor, a sus arterias, a su ingrato corazón ávido de carne y sacrificio. No teman camaradas, honremos nuestra resistencia, no desmayen ante el genocidio de nuestra estirpe. La venganza es dulce compañeros. ¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!
—¡ASÍ SEA! —gritaron todos los animales al unísono, provocando una estampida sin precedentes.
La tierra tembló por muchos días.
***** Este relato resultó ganador del 1er lugar del certamen internacional del micro relato de la comunidad de cuenteros locales, la página de los cuentos 2010 *****
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