“La muerte se lleva a las personas equivocadas”:
Dominique Galeano
¿Es que acaso a la muerte tan sólo le interesan las personas con talento y con conciencia de época?, ¿o será que los golpistas son tan inútiles que ni la muerte los quiere a su lado?
De suerte que vos, Darwin Rodríguez, únicamente te has tomado un descanso en esta vida. Y es que como además de ser escritor, artista contemporáneo y fotógrafo, también tenés una buena relación con la filosofía, por eso quisiste dejarnos con la interrogante de tu ausencia.
Tenés razón al descansar un momento, porque esta lucha no terminará sino hasta que tomemos el poder y al fin la mayoría de hondureños podamos decidir nuestro destino.
Un día antes de la noticia, te vi precisamente en el bar donde nos conocimos. Nos saludamos de largo: vos debías seguir la conversación entre copas y yo, tenía que comprar cigarrillos y volver presuroso a seguir escribiendo, quizá por eso no pudimos despedirnos.
O quizá es que deseaste que me quedara recordando tus obras y la forma en que eternizadas momentos con tu cámara. O con tus huellas en las marchas contra el golpe de Estado, ese que creíamos que jamás viviríamos en pleno bostezo del siglo 21.
O con tu ímpetu al enfrentar a cualquier extranjero con aires de superioridad, y esa forma tan tuya de hacerlo que ponga los pies en la tierra. O las acotaciones que hacías durante nuestras pláticas, que más bien eran tratados filosóficos sobre el ser y las ideas. O tu ira cada vez que alguien de la Resistencia era asesinado.
Darwin, en una ocasión dijiste que era un orgullo que estuviera en tu casa, lastimosamente ese comentario lo hiciste cuando discutíamos acerca de la propuesta de un artista y su compromiso con el arte y con su realidad contextual. Por eso no te pude decir que es al contrario, que soy yo quien se siente orgulloso de ser tu amigo y que te llevaré por siempre en mi memoria. Pero a tu regreso lo diré: te lo prometo.
René Novoa
(27 de enero de 2011)
(FOTOGRAFÍA: STEPHANIE GUICO)
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