miércoles, 10 de agosto de 2011

ESTADOS UNIDOS NO EXISTE

Karla Lara & Hibriduz de gira por ningún lugar



Llegar a otro país implica el reto de enfrentarse a otro idioma, a otras costumbres. Además, hasta donde las construcciones de mis ingenuos imaginarios alcanzaban, el norte era como la canción “Ligia Elena” de Rubén Blades: “pelo rubio, ojos azules, dientes azules y… billetera verde”. Claro que suficiente información circula en el mundo para darnos cuenta que ése era el cuento de cuando éramos “chiquitas”, y que como todos los cuentos, tenía historias mágicas, mentiras piadosas, moralejas forzadas, y sobre todo, el propósito “maquiavélico” de quienes orquestan el mundo y su decadente sistema, para que nos ilusionara desde el Tío Mac Pato y su derroche, hasta esos personajes “heroicos”. Gringos musculosos que pasaban gloriosos entre sudores y una bandera norteamericana estropeada por el fuego, peleando contra soviets primero, y después -cuando creyeron que los enemigos terrícolas se habían ido tras la caída del muro- empezaron a luchar, pero sobre todo a “vencer” en torcidas invasiones de marcianos el mundo que ya ellos habían destruido con su capa de ozono y su plástico en todo y para todo. Cuando tuvieron que comenzar a tocar sus reservas de petróleo, en buena parte para iluminar artificial y obscenamente sus días y sus noches, rápidamente Hollywood produjo otra “muvie” donde se justifica la búsqueda del terror en el Medio Oriente de la tierra -que también ellos han destruido con miles y miles de bombardeos-. Y así seguimos construyendo ídolos que salvan con pelo rubio, ojos azules, dientes azules y… billetera verde.

Igualito que en las películas. Sólo el protagonista es “chele” y claro que siempre “hombre”, o más bien “macho”, bien macho. Pero cuando una viene a este país que queda al norte de América Latina, y una empieza a desmitificar el sueño mágico, logra ver que el resto de sus reales protagonistas del “sueño de la riqueza” tienen el color oscuro de nuestras pieles. Nos damos cuenta que realmente lo que sucede es que los gringos piensan que Estados Unidos es su país, y la gente actúa como si fuese estadounidense, pero la verdad es pura gente del mundo fingiendo ser de un lugar inexistente.

Este país huele a tacos mexicanos, a pupusas salvadoreñas, a baleadas hondureñas, huele a frijoles de Centroamérica. Estados Unidos no es de rayas rojas y estrellas usurpadas sobre fondo azul, sino de todos los colores de los inmigrantes que la hacen. Las calles del comercio, como en Tegucigalpa, son de chinos y de árabes, acá se come el chapsuey que se come en Tegucigalpa, que sólo porque es más barato para comer en familia y en bulto, casi forma parte de la lista de nuestras “comidas típicas”. No es sólo la globalización y que los “Burguerquines” existan y huelan igual en Miami como en Caracas. Es que en Estados Unidos se habla en español, en chino, en árabe, en muchos idiomas y en poco inglés. Para las y los latinoamericanos se comen pupusas o empanadas, se bebe en horchata o en pitahaya, se viste de los colores de muchas gentes, de muchas procedencias del mundo entero. En su majestuosidad, sobrevive la dignidad y la historia de quienes allí emigraron buscando mejor vida.

Lo fuerte, lo realmente fuerte es caminar sus calles y darse cuenta que la muchacha que vendía mango en las calles, y que fue expulsada en aras del ornato de su ciudad natal… que esa muchacha cuando se deshace de lo poco que tiene y se viene al norte, también viene a vender mangos. Y que la que lavaba ajeno en América Latina, viene a que el sistema la prostituya, porque acá en el norte todo el mundo tiene una máquina para esos menesteres. La que soñaba en un mundo mejor y es expulsada por sus ideas, la que soñaba con una vida mejor y es expulsada porque ya no sabe cómo pagar los impuestos de guerra, la que soñaba con un hombre mejor y es expulsada por la violencia de su misma pareja, la que soñaba una educación mejor para sus hijos y es expulsada porque ya no hay educación pública, la que soñaba con que su madre tuviese una vejez digna y es expulsada porque el seguro social le niega asistencia y la jubilación no existe, todas esas mujeres y hombres que se vienen huyendo por muchas situaciones, vienen al país que siempre ha dicho: “acá se resuelve”, y ese país no existe. Sólo hay gentes de todas partes del mundo que lo han forjado, que lo han levantado, que lo pintan todos los días con sus colores, que lo hacen oler a miles de aromas… porque cada quien se trae sus propios olores, sus propios sabores, sus propios dolores, y los pone en una cesta grande donde los gringos piensan y actúan como si Estados Unidos fuese de ellos y la gente sobrevive y sigue trabajando como si Estados Unidos fuese un lugar que existiera.

Es cierto. Estados Unidos no existe. Pero sus poderes, su maquinaria de guerra, su industria de la muerte, sus invasiones, sus agencias de inteligencia, sus fábricas de consumismo, su cuarta flota, sus radares, sus empresas, sus asesores en golpes de estados… que los hay… los hay.

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