jueves, 11 de agosto de 2011

¡Jamás nos acostumbraremos!


En Honduras, hay quienes se acostumbran a ver la soldadesca mancillar los espacios del saber, hay quienes ven como ángeles de la guarda a la soldadesca en las aulas, en los portones del colegio, en la bota sobre el cuello de las y los adolescentes.. Nosotras y nosotros no.

En Honduras, hay quienes ven como prueba divina la sangría impuesta al pueblo a través del estímulo de los asesinatos del sicariato, jaula abierta por Óscar Álvarez, maníaco institucionalizado que afirma que a los estudiantes se les debe tratar con dureza porque “después de tomarse un colegio irán a destruir propiedad privada y quién sabe si quizá se conviertan en delincuentes y asesinen…”(sic)

El país ha sido vendido. Se ha completado la reducción del Estado que conocíamos hasta su mínima expresión operativa. Conatel (Consejo Nacional de Telecomunicaciones) ha prohibido más aperturas de Radios Comunitarias a la vez que mantiene una vigilancia represiva contra las ya existentes, permitiendo el acoso y creando una burbuja de impunidad respecto al asesinato de periodistas.

Miles se pueden acostumbrar a esto. Nosotras y nosotros no.

A miles se les puede pasar por alto (para elegir no pensar, no sufrir, no meterse en problemas) que el ejército hondureño está inculcando pensamiento paramilitar en miles de niñas y niños bajo el montaje del programa “Guardianes de la Patria”. A nosotras y nosotros no. 

Miles pueden acostumbrarse a la vulgaridad y cinismo de aquellas y aquellos que pautaron su ética periodística en el financiamiento golpista y que hoy por hoy, toman el micrófono como un patético imperio, machista y reaccionario.

Jamás nos acostumbraremos a vivir en un territorio convertido en un hato ganadero, donde las maestras y maestros son perseguidos al interior de sus lugares de trabajo por reclamar con dignidad el respeto, el sentido de honor de los espacios que fueron creados para construir el pensamiento universal, como sucede con el acoso que está recibiendo la compañera poeta Lety Elvir, a quien la UNAH le retiene el sueldo con alevosía por reclamar a la rectoría de Julieta Castellanos su descarada relación promiscua con los representantes del golpismo durante los funerales del Poeta Roberto Sosa.

Al igual que la poeta y catedrática Lety Elvir, jamás nos acostumbraremos a esta bestial amnesia que pretenden imponer los que no tienen ni alma ni cerebro.

El país ha sido vendido, su territorio -limpiamente calculado- ha sido repartido al mejor postor, pero aún quedamos cientos de miles a los que tendrán que exterminarnos para lograr su absoluto dominio.

¡NOSOTRAS Y NOSOTROS NO NOS VENDEMOS ANTE LA OFERTA DEL OLVIDO!

¡NOSOTRAS Y NOSOTROS NO NOS ACOSTUMBRAMOS!

Acusamos, señalamos y pertenecemos a la Resistencia que vibra en el pecho del estudiante que ve amenazado el privilegio de crecer libre sin el condicionamiento privatizador, del maestro y maestra que representan el último bastión de la civilización que se derrumbó en Honduras a causa del golpe de Estado.

NADIE NOS ENGAÑARÁ NI NEGOCIARÁ CON NOSOTRAS Y NOSOTROS EL DERECHO DE RESISTIR A LA COSTUMBRE Y MENTALIDAD CRIMINAL.

¡Estamos aquí! ¡Tenemos voz, fuerza y razón!

¡SOMOS LA RESISTENCIA POPULAR!


Equipo Coordinador AenR

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