Septiembre Cívico, Septiembre Rojo
Se vuelve difícil describir como es de grande el miedo que la dictadura le tiene al arte. Durante un poco más de un año se había sido testigo de muchas atrocidades que los gorilas habían realizado, represiones se cuentan por montones, éstas, han quedado ancladas en la memoria histórica del heroico pueblo hondureño en resistencia.
Sin embargo no deja de causar asombro lo aberrante que es reprimir una actividad artística, en donde se estaba en presencia de personas de todas las edades que van desde niños de 1 o 2 años hasta ejemplos como el señor Efraín López de 73 años que resultó muerto. Fuimos víctimas de la estupidez desenfrenada de los entes represivos del Estado hondureño que se encuentran bajo las órdenes de una dictadura militar que fue implantada el 28 de junio de 2009.
El 15 de septiembre de 2010, se pretendía llevar a cabo “¿Cuál Independencia?” un concierto cuyo objetivo era demostrar que hace falta mucho por recorrer para que Honduras en verdad sea independiente, que existe un aroma de falsedad en las celebraciones que cada 15 de septiembre realiza el Gobierno, sea cual sea éste, cada septiembre se viste de palillona en minifalda, de banda de guerra y demostraciones de fervor patrio en fatiga militar. Pero por otro lado también de irreverencia popular.
La “contra marcha”, siempre ha tenido ese valor histórico, el de dejar por sentado que Honduras no goza de una verdadera independencia y libertad, sino todo lo contrario. Últimamente la agenda del movimiento popular y de los demás sectores organizados viene siendo la de retomar fechas cívicas para darles otra significación, lo del 15 de septiembre no es casual, pero se puede caer en el error de hacer marchas en fechas que no provocan mayor daño a la dictadura, -¿Qué daño puede causar una manifestación popular un 1 de mayo, 15 de septiembre, 3 de octubre o un 21 de octubre, por más que sean importantes éstas fechas y masivas las movilizaciones?-.
Habrá que sumar a éstas también un 17 de abril o un 26 de agosto, la primera como conmemoración de aquel glorioso Paro Cívico de 2007 y la segunda fecha como el surgimiento de la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular en 2003, y aún peor, un 28 de junio como el nacimiento del Frente Nacional de Resistencia Popular y no como debe verse, la fecha en que al pueblo hondureño los militares y la burguesía más recalcitrante le asestaron un Golpe de Estado, -¿vemos la copa medio vacía o medio llena?-.
La represión del 15 de septiembre de 2010 no es una más que la dictadura ha dado a la Resistencia Popular sino es la demostración de su desgaste y su incapacidad por llevar a cabo su proyecto de manera integral, si bien es cierto el golpismo durante todo el 2010 se ha fortalecido en las instituciones del Estado no ha logrado derrotar tácitamente a un movimiento que tiene sus raíces más profundas en 1954 y que también ha avanzado, lento, pero lo ha hecho y esto hay que decirlo pero teniendo en cuenta que hace falta mayor organización para derrotar al golpismo.
En medio de la conmoción de la represión hay que hacer un balance real, lo valorable en la actividad nacional es la enorme movilización que se llevó a cabo, que existen condiciones objetivas para dar pasos importantes dentro del proceso revolucionario en Honduras, pasos que se deben dar firmemente. Las organizaciones que conforman el FNRP deben darse cuenta que esas condiciones están ahí pero dispersas, que aún no hay nada que las unifique más allá de la Constituyente y Mel. Un proceso primario que debe madurar y provocar cambios estructurales para cambiar el orden de la correlación de fuerzas.
Los Artistas Y El Golpe de Estado
Un actor importante en ésta coyuntura son los artistas, no por ser artistas, sino porque un significativo grupo de éste gremio ha avanzado en un proceso organizativo serio y no se han aislado o acomodado a las condiciones que impone la dictadura. “Esta coyuntura, en el grado de conciencia que de ella pueda adquirir, hace del artista su aliado predispuesto”[1], pues el artista ha sido capaz de poner su obra a disposición de las masas para que éstas se nutran de ella como elemento de máxima libertad espiritual, libertad que el capitalismo ha censurado, convirtiendo al arte en un elemento de status e inalcanzable para la mayoría pero también el artista ha sabido alimentarse de la lucha revolucionaria y dar de sí lo mejor de él para dar su aporte a ésta, claro está que éste compromiso no se mide por conciertos, libros, instalaciones o comunicados que de éste puedan surgir.
La valoración más acertada sobre esto es que antes del Golpe de Estado “en la creación artística el objetivo se va configurando a medida que avanza el trabajo y es más el resultado inesperado de la acumulación de decisiones parciales, que el artista va tomando a lo largo del proceso de producción que el resultado de un plan racional”[2], éste plan racional ahora es tangible, en una organización que se plantea la lucha por alcanzar el socialismo como mecanismo de liberación de las masas explotadas y del arte como tal, un plan que define tácticas a través de un programa de incorporación del artista a la lucha contra el Golpe de Estado. El manifiesto de Artistas en Resistencia lo deja claro: “De entre todas las posiciones en que hemos debido pronunciarnos ante el mundo, ante nuestro pueblo y ante nosotros mismos, ha sido el escenario de barbarie del Golpe de Estado del 2009, el que nos ha revelado con mayor nitidez en nuestras más profundas convicciones”[3], convicciones que han permitido que los artistas puedan avanzar en la configuración de una organización que dé respuesta a las necesidades del artista en ésta coyuntura de la lucha de clases en Honduras.
El 28 de junio de 2009 no ha dimensionado al artista sino su capacidad creativa en función de las necesidades de las masas y de sí mismo. Para poder entender esto habrá que hacer memoria acerca del papel histórico del artista en Honduras.
Muchos artistas entre 1970 y 1990 estaban profundamente vinculados a organizaciones de izquierda que los utilizaban como simples artilugios de acción propagandista. El artista actual devora la historia y la redefine como el momento coyuntural especifico para hacer valer su voz, una voz silenciada durante mucho tiempo pero que llegado el momento de actuar se ha puesto al frente arriesgando el pellejo, no con armas, no con mantas sino con lápiz, con guitarra y voz, con cualquier medio que el artista tiene a mano para crear, un ejemplo claro de ello es la obra “Si No Le Gusta Póngale Flores” de Darvin Rodríguez presentada en la Bienal De Artes Plásticas Y Visuales de Honduras, 2010. En donde Rodríguez pinta un tanque de guerra y el público tiene la libertad de intervenirlo con flores, incluso con patadas como acto de repudio a la masiva presencia militar en las calles hondureñas después del 28 de junio de 2009.
El artista como actor revolucionario da una demostración de lo real del arte, de que las masas también se ven necesitadas de él y exigen al arte entre sus demandas. Pero una verdad apenas cruel es que una sociedad que no tenga satisfechas sus necesidades primarias apenas percibirá el arte, pero el artista siempre percibirá esa sociedad hambrienta y hará de su creación su arma de lucha.
[1] Manifiesto Por Un Arte Revolucionario Independiente/L. Trotsky, A. Breton y D. Rivera
[2] Suburbana: Más Allá Del Métrico Contorno Físico De Las Obras/Allan Núñez
[3] Manifiesto de Artistas en Resistencia
Poeta Martín Cálix, compañero de Artistas en Resistencia El Progreso, Yoro - Colectivo Literario Palapán
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