sábado, 22 de enero de 2011

Jugando con Flores en un país ensangrentado - del blog Discrepancias electivas


Bueno, en el cubil de este colectivo (no nos gusta esta palabra con tufito a grupos que tampoco nos gustan), formado por tres miembros, Goyo S., José K. y Juan Lector, ego el de este último que prevalece por la simple razón de la antigüedad, hemos discutido mucho sobre la creación de la entrada que estás leyendo en este momento, querido lector.  Sabemos que es un tema delicado, pues intervienen asuntos muy sensibles en materia literaria y política: el I Premio Iberoamericano de Poesía Juegos Florales de Tegucigalpa. ¿Por dónde empezar? Empecemos por los lectores. Sí, esa minoría que también debe despertarse. ¿Cómo es posible que hasta hoy nadie ha dicho ni una sola palabra sobre este concurso de poca monta (que no monto)? Bueno, admitimos que no hemos leído todas las páginas de la blogósfera pero hemos buscado y buscado y todo mundo calladito y bien gracias por esta iniciativa tan generosa. Señores lectores, señores blogueros, señores poetas, señoras y señores, ¿qué acaso nadie siente nada en este país de ciegos? Nosotros, desde el primer día que fue anunciada la convocatoria, quisimos manifestarnos. Pero, por un lado, no queríamos comenzar el blog hablando de algo que no fuera un libro, y tampoco queríamos incitar a la no participación en este concurso, pues muchas máscaras habrán de caer con él tarde o temprano, como caerá la nuestra. Con la gran diferencia de que la nuestra estará manchada de anonimato y, para muchos, cobardía, mientras que la de algunos estará manchada de su carencia ética.

Pero vayamos despacio en el asunto. “I Premio Iberoamericano de Poesía Juegos Florales de Tegucigalpa”. Señores, perdonen, qué risa. ¿No les decimos pues que al hondureño iletrado con ínfulas de intelectual le encantan las pompas? “Este premio de talla iberoamericana tiene como objetivo celebrar la poesía”, nos dice la convocatoria. Uno de sus promotores, el señor Salvador Madrid, hace una variación en su página de Facebook y nos informa que es “de talla continental” y que el objetivo es crear “tradición” (¿literaria?). ¡Pero es que esto es ridículo! No porque un premio no pueda llamarse iberoamericano, hispanoamericano, mundial o lo que les dé la gana. El problema es cuando aparece junto a una propuesta tan conservadora como “Juegos Florales”. Señores, “Juegos Florales” es una tradición ya desfasada, herencia de la antigua Roma, un término que incluso tuvo su decaída en el siglo XVI y que apareció por iniciativas monárquicas en el XIX, y el en XX  la siguieron impulsando los dictadores con la típica muchachita del reinado, con su respectivo ramo de flores, vestido y todo. Y ahora, en el siglo XXI, aún quedan vestigios de tal tradición. ¿Es negativa esta tradición? No lo sabemos a ciencia cierta, pero sin duda es conservadora (RAE: Dicho de una persona, de un partido, de un gobierno, etc.: Especialmente favorables a la continuidad en las formas de vida colectiva y adversas a los cambios bruscos o radicales). No sabemos si ustedes, queridos lectores, pero nosotros no esperamos otra cosa de un poeta que no sea el rompimiento de las “continuidades”: esperamos de un poeta justamente esos cambios bruscos y radicales en una sociedad tan retardada como la nuestra. Por eso, ¿cómo es que un premio tan ambicioso en sus postulados, tan ridículo con su aspiración “iberoamericana”, nos sale con un sentido tan carente de la modernidad? ¿Saben por qué? Sí, nosotros tenemos una respuesta: porque detrás de ese premio no hay poesía, no hay inteligencia. ¿Por qué no haberlo llamado Premio Hispanoamericano Juan Ramón Molina, por poner un ejemplo? No es que este premio desborde de modernidad, pero al menos podría aspirar a recordar el espíritu combativo de Molina, el espíritu moderno de Molina, su arrolladora entereza ÉTICA. ¡Pero claro que no! ¿Cómo llamar a un premio con el nombre de un personaje que siempre estuvo contra el poder, que no cerró la boca para criticar a Terencio Sierra, que no bajó la cabeza para pedir clemencia incluso cuando tuvo que picar piedra como reo? ¿Cómo llamarlo así, si el premio no tiene ese espíritu, si el premio más bien carece de todo espíritu?

Qué fácil se delata y se cae la máscara de las mentiras, vean lo que dice la convocatoria: “Este premio es abierto, democrático, no será determinista con la homogenización de un ideal estético o político, no vetará expresión alguna y enaltecerá el arte y la humanidad”. Señores, ¿hace falta la palabra “democrático”? Revisen nuestros lectores cualquier concurso de poesía del mundo a ver si alguno menciona esa palabra. ¿Saben por qué mencionan esa palabra? Porque detrás de ese escudo de la Alcaldía de Tegucigalpa lo que menos existe es la palabra “democracia”. Esa palabra, “democrático”, está ahí porque es parte del discurso de quienes oprimen a este país y lo mantienen en el oscurantismo. La palabra democracia es una palabra que le urge, por ejemplo, a un gobierno que surge de un golpe de Estado, le urge a un gobierno que la comunidad internacional todavía no reconoce, le urge a un gobierno que no fue electo democráticamente, o sea, un gobierno que salió de unas urnas a las que acudieron menos del 20% de la población y que luego dijeron que fueron las elecciones más votadas de la historia de Honduras. Piénselo, señor lector, piense en esa palabra, qué hace esa palabra “democrático” en las bases de un premio de poesía. Y ahí mismo, en la misma línea, nos garantizan que “no será determinista con ningún ideal estético ni político, no vetará expresión alguna…” Nos reímos de nuevo. “No vetará expresión alguna”, ja, ja, ja, ¿por qué esa aclaración? ¿Acaso en este país de las maravillas, en este país tan bonito, blanquito y pacífico, tan desarrollado en sus valores culturales y cívicos, alguna vez le han cerrado la boca a alguien? El Comité Permanente de los Juegos Florales, es decir, los organizadores de este premio, está integrado por un grupo variopinto y extraño: señoras y señoreeeeeees, con ustedes… a su derecha… en la categoría de pesos pesados: Rolando Kattán, Salvador Madrid y Augusto Argueta. A su izquierda, en la categoría libre, con ustedes, el señor Jorge Amaya. En medio, actuando en representación de la categoría femenina, la señora Yadira Eguigure. Datos curiosos de nuestro comité, facilitados por un amigo de este blog: Rolando Kattán y Salvador Madrid: fundadores de Paíspoesible, vaya currículum. Augusto Argueta: miembro activo del Partido Nacional, activista de Pepe Lobo y ahijado de... ¿adivinen quién? Sí, lo han adivinado: el señor alcalde Ricardo Álvarez. ¿Qué hacen Jorge Amaya  y Yadira Eguigure en ese comité? No sabemos bien, pero ya nos informarán nuestros corresponsales… Todos ellos, con seguridad, argumentan la defensa de la poesía y aseguran, según la convocatoria, que este premio “enaltecerá el arte y la humanidad”. Cómo no, Chon. O son todos unas mansas palomitas ingenuas o están más ciegos que la gallinita ciega. Juntemos los pedazos. Adivina adivinador, cuál es el denominador común en estas palabras: alcaldía municipal, juegos florales, “premio democrático”, “determinista”, “ideal poítico”, Tegucigalpa, Ricardo Álvarez. Hay muchos nombres para ese denominador común, pero en este blog nos quedamos con uno, que es el objetivo que sospechamos: legitimar a un gobierno no democrático a través de un XXXX “poeta” (en xxxx las palabras no permitidas en el blog).  Ricardo Álvarez debe haberse puesto la mar de contento con la idea de un premio “de talla continental”, y no se ha hecho esperar para manifestar palabras de felicidad, pues según comenta Salvador Madrid en su Facebook, el alcalde “está sorprendido y satisfecho por la respuesta de los poetas hondureños y de Iberoamérica porque han creído y apoyado este premio literario que debemos fortalecer pues es una celebración cultural que se merece la ciudad capital de Honduras”.

Vamos a recordarles a nuestros lectores quién es Ricardo Álvarez y a ver si su ahijado o su Comité Permanente de los Juegos Florales nos lo replica: ¿no fue este alcalde el que recibió para la gestión de su alcaldía 75 millones de lempiras de parte del gobierno de facto de Roberto Micheletti? ¿No fue este alcalde el que llegó a la casa presidencial durante la presidencia de facto de Micheletti  y al ser increpado por una periodista sobre su posición de doble moral dijo:  “Vengo a donde el presidente constitucional de la república” (sic.)?

En La Tribuna del 23 de julio del 2009, aparece el siguiente texto, al referirse a las marchas en las que participaba Ricardo Álvarez: “Durante el recorrido los manifestantes, vestidos de blanco en su mayoría, gritaron consignas de desprecio al depuesto mandatario Zelaya, a los miembros de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA). Asimismo, contra la Organización de los Estados Americanos (OEA), países europeos”. Y más tarde, o mejor dicho, más recientemente, dijo: “La reconciliación pasa por el reconocimiento de que todos hemos fallado, yo hoy pido disculpas y pido perdón si me equivoqué, si humillé a alguien, si ofendí a alguien, si hice algo incorrecto en el camino”. ¿A qué se referirá con esas equivocaciones?, ja, ja. 

¿Por qué estamos hablando de estos hechos, si supuestamente nos interesa solo la literatura? Pues porque estos hechos prostituyen la poesía, ya que el dichoso premiecito tiene como principal promotor a un político que, desde la ambigüedad (¿o claridad?) de su discurso y sus actos, parece estar vinculado a un capítulo de las páginas más oscuras de este país.

 Señores, ¿alguna vez vieron ustedes una cuantía tan promocionada de 5000 dólares para la poesía en este país? ¿Alguna vez alguna actividad de la Alcaldía buscó reivindicar la poesía hondureña a niveles continentales? ¿Está mal que a un poeta se le dé 5000 dólares y una publicación de 8000 ejemplares? Claro que no, lo que más quisiéramos es que se invirtiera siempre así en cultura. ¿Saben por qué tanto dinero y tanta publicación y tanta promoción? Porque no hay conciencia. Porque ese dinero no es para la cultura ni para la poesía, es para la buena salud de la imagen de la clase política hondureña, es para limpiar la sangre de sus corbatas con la servilleta de la poesía. Bien, vamos a creer en  la buena fe del Comité Permanente, creamos aunque sea hipotéticamente. ¿Pero cuál es la explicación a nuestros argumentos? Nos dirán que la poesía hondureña crecerá por este premio. Nos dirán que gracias a este premio se creará “tradición”, como insinúan algunos. ¿Acaso alguna vez un premio ha creado a un poeta? Pero sí, es verdad que un premio es un excelente reconocimiento a un poeta. Pero si quieren hacer un reconocimiento a un poeta, ¿por qué hacerlo a través de los responsables del golpe de Estado?, ¿por qué pactar con el poder para que el poder sea el que le otorgue prestigio a un premio? Dirán que no hay de otra en Honduras. Dirán que hay que aprovechar el dinero para la poesía antes de que el poder lo aproveche para robarlo. Pero entonces la ética y la poesía le vale un comino y ésta, como dice el poeta Juan Carlos Mestre, que nos visitó hace unos años, ha caído en desgracia. En la desgracia de los snob, de los que andan de muy gestores culturales, de los que no ven que la mano que les da de comer es la que después les pasará factura, como toda buena mafia. (A ver si no nos decepciona el señor Mestre formando parte del tal jurado, puesto que parece que hay un español, a ver quién resulta ser el que ignora la situación en la que Honduras se encuentra). Si un premio es lo que querían para reconocer la labor de un poeta, por qué entonces no procedieron con un poco más de sencillez. Verbigracia: conseguir apoyo con un organismo no gubernamental y que el premio fuera apenas la publicación del libro con un jurado de prestigio. No nos digan que no hay apoyo para una humilde edición de 1000 ejemplares, que puede costar unos 35 mil lempiras. Pregúntenle a Katia Lara cómo consiguió dinero para su documental Quien dijo miedo.  Sí, señores, un premio honorífico, un premio ético. No es el dinero y los miles de ejemplares que van a dar valor a un poemario, ahí están de ejemplo premios españoles de editoriales prestigiosas como Rialp, Hiperión, Pre-Textos.

Nos dicen que se han presentado al premio 628 autores, una cifra respetable. Esos “poetas” que se presentaron, ¿celebran la poesía?, ¿tienen un poco de respeto y dignidad por las víctimas del golpe de Estado? Hay poetas de Argentina, México, España, Cuba, El Salvador, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Nicaragua y Costa Rica participando en este premio. Ignoran sin duda las circunstancias políticas de nuestro país y no saben que sus libros están concursando para que la población hondureña recuerde a su buen alcalde como un protector de la poesía y los valores humanos. Pero entendemos que por 5000 dólares es fácil hacerse los desentendidos.

Nos dicen que “el jurado estará compuesto por un renombrado escritor y académico español, una poeta y académica mexicana y un poeta hondureño que serán los encargados de definir un premio único que se dará a conocer el 29 de enero”. Pobres ingenuos. O a lo mejor desconocen el dolor de un pueblo que sangra por un golpe de Estado y por un gobierno que representa vileza, corrupción e ignorancia. ¿Quiénes serán esos “poetas” y “académicos”? La poesía, según lo que se nos había dicho, es inteligencia, belleza y exaltación del ser humano, ¿será que estos poetas y académicos también así lo creen?

Señores participantes y señores jurados, a ustedes les dejamos la tarea de investigar quiénes son las personas que están detrás de las siguientes organizaciones que apoyan estos Juegos Florales: Alcaldía de Tegucigalpa, Centro Cultural de España en Tegucigalpa, Cooperativa Sagrada Familia, Secretaría de Turismo de Honduras, Banco Central de Honduras, Embajada de México en Honduras, Consejo Hondureño de la Empresa Privada, SEPLAN y Dowal School. Adivina adivinador: tiene color rojo y huele a pólvora, le llaman “sucesión constitucional” y para nada tiene que ver con el golpe de Estado de un oprimido país bananero.

Hay una cosa que sí es cierta en todo lo que hemos visto de la publicidad de estos Juegos, y es que aseguran: “los ojos de la poesía están sobre Honduras”. Eso es verdad, aquí están los ojos muertos de la poesía, aquí la poesía tiene una corona de juegos florales.

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