Los ángeles llevan máscaras antigás. Tegucigalpa es el reino de los miedos.
Hay 80 residencias que reciben a diario 4 raciones de lacrimógenas. Puntualmente. Se abren los grifos y rebalsan las pilas por el humo. Es más fácil lavar la ropa blanca, es más fácil limpiar los muertos con el sahumerio de las bombas.
Los ángeles apestan al salir de sus duchas rojas. Lavan sus alas a presión. Tegucigalpa es el reino de los miedos.
Hay 25 ancianos que llegan a los 100 años y todos ellos han sido transportados por la nube. Pulmón a pulmón se asfixian. Es más fácil abonar el jardín con el ácido de la blancura, es más fácil yacer en la hierba que se vuelve transparente sin oxígeno.
Los ángeles persiguen a los pájaros que se cuelan en el bosque espumoso. Machacan sus picos, les sacan semillas de viento, reforestan los cielos.
Hay 2,200 cápsulas sobre el pavimento. Los maestros las recolectan, las llevan al aula para el trabajo manual. El humo sirve para amasar la tiza. La tiza dibuja curvas que entran por la boca y se enroscan en los pechos del niño.
Los ángeles lanzan el maná como una florista que abre el cortejo en la coronación del pueblo.
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