El magisterio decretó esta semana un “Repliegue Estratégico” a las aulas de clase (por dos semanas) en espera que el gobierno les llame al diálogo.
Desde una definición puramente semántica, repliegue debe entenderse como retirada del cambo de batalla (las calles) para “reagrupar fuerzas y estrategias” ante el enemigo.
Un enemigo, que vistas las condiciones actuales, se ha mostrado sólido y fuerte. Más aun, cuando desde las organizaciones populares y más específico aún, desde el magisterio, no hemos logrado construir una estrategia que les debilite y los obligue a “negociar”.
“El Gobierno de manera reiterada ha dicho que cuando el magisterio decidiese volver a las aulas de clases llamaría de inmediato para resolver la problemática educativa, ya hemos resuelto (volver) a clases, es así que quedamos a la espera que responsablemente el Gobierno llame de forma inmediata a la instalación del diálogo, debe de cumplir con su palabra”, señaló el presidente del Colprosumah, Edwin Oliva.
El gobierno de Lobo, el mismo que faltó a sus compromisos adquiridos mediante firma de acuerdo en Agosto del 2010, recibe ahora un voto de confianza al dársele un tiempo (de dos semanas) para sentarse a la mesa de diálogo.
Otra lectura cabe también en cuanto al “repliegue” del magisterio.
Desde el sábado 26 de Marzo y luego de decretar ilegal la huelga de maestros mediante cadena nacional, el desgobierno amenazó con suspensiones sin goce de salario que van de los 2 meses al despido definitivo, así como la revisión y suspensión de la personería jurídica de las organizaciones magisteriales.
Estas amenazas asustaron a la dirigencia del magisterio, pues se reconocen incapaces de hacer frente a los despidos masivos del Ministro Ventura, como de buscar el respaldo constitucional que su lucha merece, pues con una Corte Suprema de Justicia completamente controlada por el golpismo cualquier recurso que se interponga será declarado sin lugar.
Varias lecciones nos quedan a todxs luego de esta monumental derrota (una más en lo que van de estos dos años). Nos queda claro, que no basta estar del lado de la razón, que poco sirven los paros cívicos que no afectan la economía, que la represión será proporcional a su efectividad, pero sobre todo queda claro, no solo para el magisterio, sino para toda la población –ponemos acá especial énfasis a la clase media en resistencia-, que el proceso de lucha hondureña nos está empujando, tarde o temprano, a decidir entre nuestro estilo de vida, capacidad de consumo, salario, comodidad seudo-pequeño-burguesa, o la revolución. Nunca podremos lograr un cambio real en el país, sin sacrificar, a lo menos, nuestro estilo de vida.
Se hace urgente crear, desde los sectores populares, estructuras solidarias que nos ayude a hacer frente a la amenaza económica de la clase dominante: bancos populares, cocinas comunales, economías solidarias. Sólo así habremos echo frente a la principal arma del régimen: el bolsillo.
El magisterio tiene dos semanas antes de vencerse el plazo, que ellos mismos han impuestos, para el cumplimiento de la promesa de diálogo del gobierno. Dos semanas también para reorganizar la lucha. Dos semanas que podrán ser cuatro, conociendo las estrategias dilatorias del régimen de Lobo Sosa.
La amenaza del despido y la reducción del salario estarán presentes nuevamente, así como la declaración de ilegalidad de cualquier huelga, paro o reclamo popular. Contra el fascismo instalado en Honduras la calle es ya insuficiente.
Hay que generar alianzas, construir retaguardias, definir los frentes de lucha. Cambiar pues la estrategia que nos permita –finalmente- dejar de replegarnos.
Oscar Estrada
5 de abril 2011
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