Joseph Campbell, Filósofo e historiador norteamericano, desarrolla en su libro “El Héroe de las mil mascaras, sicoanálisis del mito”, un estudio profundo sobre la mitología universal del héroe, entendiendo este como aquel que da de sí todo por una causa mayor y viaja a lo desconocido en pos de una sabiduría ausente, del conocimiento y la realización de la plenitud.
El golpe de Estado de Junio de 2009 marca una fecha trascendental en la siquis colectiva, pero más que un acontecimiento histórico, forma parte de una serie de acciones simbólicas que van más allá de sus actores inmediatos y se convierte en un referente obligatorio para entender la construcción de un mito.
El exilio forzado de Manuel Zelaya, el encierro por cuatro meses en la embajada de brasil y el retorno, luego de casi dos años de ausencia, repite el desarrollo del mito de Campbell, en la figura de Manuel Zelaya Rosales.
Viendo el mito como metáfora, debemos comprender que el héroe carece de la facultad para elegir su destino. Este está marcado por los arquetipos que tanto a nivel personal, como colectivo, orientan sus pasos hacia el éxito o fracaso de su aventura.
Un/a héroe, es alguien que ha dado su vida por algo más grande que él/ella mismo/a, que ha comprendido que la trascendencia está en el sacrificio del yo, por la conquista de la aventura. Es Juana de Arco, Morazán o Bolivar. La aventura del héroe es la aventura de estar vivo, de sobrevivir luego del combate de las fuerzas oscuras y en esa aventura nos representa a todos y todas. La muerte, para el héroe, es una continuidad de la vida.
Según Campbell, hay dos clases del héroes: el que elige empezar el viaje y el que no.El primero parte con responsabilidad e intención a realizar la aventura, el segundo se ve inmerso en las circunstancias que le rodean y es forzado al sacrificio. Pero ambos deben en algún punto de su desarrollo aceptar su destino y es allí cuando crecen. Ernesto Guevara inicia su viaje en motocicleta por el continente rumbo al norte, sin elegirlo encuentra su destino y se convierte en héroe. Decide luego renunciar al triunfo e inicia el viaje al sur, al inframundo –a la guerra-. Eligiendo la muerte crece como mito. Las circunstancias lo obligaron a jugar un papel que no habría elegido, pero que estaba dispuesto a aceptar.
Al héroe le sucede la aventura para la cual está preparado. La aventura es una manifestación simbólica del psiquis colectivo, por ello, en el relato, hasta el paisaje suele disponer al protagonista para su acción. El encierro, es una inmersión al inframundo, el exilio, es la lucha contra las tentaciones, el desierto de arena o de agua.
Cuando el paisaje no corresponde con el momento histórico del héroe, la aventura termina en fracaso: Don quijote, sale en busca de gigantes, pero solo encuentra molinos. El mundo había cambiado y el héroe lo comprende hasta el último momento de su vida. En el análisis de Campbell, el héroe que no comprende el tiempo donde se encuentra está condenado al fracaso.
La historia de todo mito se compone de tres fases: la separación, la iniciación y el retorno.
El personaje que vive en la paz de su universo, se ve obligado a partir de su medio típico hacia una región de prodigios sobrenaturales en donde las tentaciones –entre ellas la muerte que representa el fin y el descanso, pero nunca un fracaso, pues la muerte del héroe es también éxito en su aventura- lo ponen a prueba constantemente. Tiene que partir y estar dispuesto al no retorno, sólo así conocerá el desprendimiento y se enfrenta con fuerzas fabulosas, monstruos mas grandes que él. Si gana será una victoria decisiva que le permitirá regresar al mundo de los mortales con la fuerza de otorgar dones a sus semejantes dando sentido a su tiempo. Si pierde, porque el personaje a veces también pierde, este no se convierte en héroe y rápidamente se olvida.
La aventura usual empieza con alguien que siente una perdida o carencia en lo que respecta a la experiencia normal disponible. El rey que por aburrimiento o descuido cae a mendigo, la princesa que se disfraza de sirvienta para conocer el mundo de los súbditos. Es preciso abandonar lo viejo, e ir en busca de la idea germinal para lograr en esa búsqueda, la hazaña.
Hay dos tipos de hazaña, la puramente física en la que el héroe realiza un acto de valor en la batalla o salva una vida; y un tipo de hazaña espiritual, en la que el héroe aprende a experimentar el aspecto supranormal de la vida espiritual humana (para luego retornar con un mensaje).Jesús, se retira al desierto 40 días. Supera las 3 tentaciones: la económica, la política y la espiritual. Y finalmente retorna para dar comienzo a su periplo. El proceso que atraviesa Gautama para convertirse en el Buda es similar. Ambos hallaron la salvación mas allá de la muerte y volvieron del desierto a elegir e instruir discípulos.
A su retorno muchas veces el mundo rechaza el don que el héroe ha conquistado, porque no sabe como recibirlo ni como institucionalizarlo. Habla extraño y los sacerdotes de la tradición no logran comprender el fondo de sus palabras y por ello le persiguen, lo condenan, le temen.
El héroe que va a parar al vientre de un pez, simboliza el descenso a la oscuridad, al poder de la vida apresado en el inconsciente. En nuestra exploración, el encierro en la embajada cumple con la función de la ballena de Jonás que debe ser vencida y dominada. Nuestros dragones occidentales, como la ballena del viejo testamento, representan la codicia, el recoger y guardar para sí mismo, sin saber que hacer con ello. Es la figura del monstruo-tirano, que solo busca atesorar y dominar.
El paso hacia la realización personal, se encuentra entre los peligros del deseo y del temor. Dominar el miedo es adquirir el valor de la vida. La iniciación suprema de toda aventura heroica es: la superación del miedo.
Los primeros requisitos para la carrera de héroe son las virtudes caballerescas deLealtad, templanza y valor. La lealtad se expresa en dos órdenes, en primer lugar hacia la aventura elegida, y en segundo término hacia los ideales. El Héroe que traiciona su aventura y cede sus ideales, desaparece del mito y vuelve al mundo de los humanos pues perdió en su objetivo y rechazamos identificarnos con aquel que pierde y traiciona.
Se trata de perderse a sí mismo para entregarse a algún fin superior. Ese fin que el Héroe ha elegido como suyo. El héroe se sacrifica por algo, y allí reside la moralidad de su gesta. La evolución hacia el valor de la responsabilidad y la seguridad en sí mismo exige una muerte y una resurrección. Tema básico de la aventura de los héroes: salir de una condición y encontrar la fuente de la vida para regresar maduro y enriquecido. Si bien el héroe puede morir en su proeza, la vida entregada genera nueva vida, o un nuevo modo de ser o devenir.
Las pruebas están destinadas a comprobar si el supuesto héroe lo es de verdad, sí está a la altura de su tarea. Para poder superarlas y crecer debe haber una adecuación entre lo que se le exige y sus posibilidades, o si no el camino se truncará. Aquí reside la tragedia de Hamlet, no fue el no haber estado a la altura de su destino, sino el haber recibido un destino demasiado grande para él, el cual terminó por destrozarlo.
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